Rany

Toda la información de este modelo y sus fotos.

Rany sobre autobastidor de Seat 600

En la localidad gaditana de Chipiona residía “Talleres Moreta”, un garaje de tipo medio en el que se atendía el mantenimiento mecánico de los vehículos locales, formados principalmente por los producidos en España, entiéndase Seat, Renault y Citröen. Allí, junto al padre, Vicente, trabajan dos de sus hijos, David y Carlos, a quienes les tentaba la idea de hacer algo propio; siguiendo los intentos realizados años atrás por su progenitor. Estamos en el año 1974, justo cuando el 600 había dejado paso a otros modelos en las líneas de producción. Por sus manos habían pasado cientos de 600, cuya mecánica conocían “al dedillo”. David, el más inquieto y con tan solo 23 años comienza el diseño de un  vehículo “playero”. Del dibujo sobre el papel se pasa tres años más tarde (1977) a la fabricación de unos moldes en poliester que se ajusten perfectamente a la estructura del 600, que tan bien conocen. Basta con mirar su línea para tener que agudizar el ingenio y descubrir qué se esconde bajo una carrocería desprovista de puertas; cristales laterales y trasero y de unas líneas rectas, aunque si nos fijamos en el cristal delantero comenzamos a averiguar su punto de partida.. Un año después, 1.978, tenemos ya 4 unidades fabricadas al precio unitario de 250.000 pesetas (1.500 euros de hoy día). Ese coste se reparte entre la adquisición de un vehículo usado; la nueva carrocería; asientos, faros, pilotos y una renovación total de la planta motriz con encamisado de motor; culata del modelo “L” y otros ajustes que aumentan su potencia en 5 caballos más; además de una reparación a fondo de dirección, suspensiones y frenos. Para mejorar el sistema de refrigeración, deciden colocar el radiador de agua en la parte delantera, girado 90 grados por lo que hay que modificar su boca de llenado y dotándole de electro-ventilador. En la parte trasera el filtro de aire va situado en la parte lateral derecha, en posición mucho más baja para permitir ese capó tan plano y bajo. Con el fin de dar cabida al codo que lleva el aire al carburador, se dota a la tapa del motor de un abultamiento cuyo molde parte del depósito de gasolina de una Derbi.

Ya tenemos unos pocos vehículos listos, pero ahora se enfrentan a la dura batalla de legalizarlos, hecho que se logra, no sin arduos esfuerzos. En 1982 la Diputación les concede una subvención de 300.000 pesetas( 1.800 euros) para sufragar los gastos de su presentación en la Feria Expomóvil-82 de Barcelona, en la que surgen nuevos pedidos. La producción del Rany finaliza en 1985 con la unidad nº 18; para entonces el precio de venta a subido hasta las 390.000 pesetas (2.300 euros aprox.), a lo que había que sumar el coste de los elementos extras que se quisieran añadir y presentes en una larga lista; desde una capota de vinilo a llantas de diferentes tipos; colores especiales, matriculación, transporte y un  largo etcétera que podría suponer aumentar el coste del vehículo hasta es un 50% más.

La unidad que les presentamos es la nº 1 en su transformación; vendida en la propia Feria de su presentación desde donde viajó a Mallorca donde ha permanecido inmóvil durante más de dos décadas, figurando tan solo 2.457 km en su marcador cuando en 2011 pasó a manos de su actual propietario. Además de los logos frontal y trasero; su denominación se puede leer en los costados inferiores rematados por una graciosa rana. Lleva de origen un marcador de Seat 850 normal, acompañado de un  reloj de temperatura situado en la zona central,. Los faros delanteros provienen del 127 y los traseros del 124 ranchera, aunque colocados de forma horizontal. Su capacidad está limitada a dos pasajeros, proviniendo su bastidor de un Seat 600 “comercial” como lo identifican sus siglas BB y que fue matriculado inicialmente en setiembre de 1972. Los dos asientos con cabezales integrados recogen bien el cuerpo de los ocupantes, aunque la postura de ambos difieren radicalmente de los típicos del 600, dado que al ir más bajos, las piernas van situadas prácticamente en posición horizontal lo que da mayor comodidad en el viaje pero dificulta ligeramente la salida del vehículo al tener que incorporarse desde más abajo. Esta posición de los asientos permite un punto de gravedad más bajo que sumado a la dureza de la suspensión convierte al simpático vehículo en un “especialista” en terrenos virados donde saca su mayor virtud. La limpieza de líneas y la eliminación de elementos superfluos permite un fácil acceso al vehículo. Una barra anti-vuelco protege mejor a los pasajeros ante un eventual accidente a la par que da mayor rigidez al conjunto del vehículo. Dado que en la parte delantera no hay sitio más que para un pequeño neceser estando ocupado todo el espacio por la rueda de repuesto, gato, depósito de gasolina y líquido de frenos; la pequeña impedimenta ha de ir colocada tras los asientos. En este caso su propietario ha adaptado un  pequeño cajón donde poder llevar la capota y puertas de vinilo amén de pequeña impedimenta fuera de la vista. En la parte trasera, el pequeño espacio que los 600 tienen tras el asiento trasero está incorporado al vano motor, donde se ha colocado la batería, el regulador y la bobina, quedando libre el suficiente espacio para la colocación de los triángulos y pequeña herramienta y/o repuestos.

Se estima que hoy día perviven la mitad de los 18 Rany transformados en talleres Moreta. En la reproducción del folleto que presentamos y por el que se publicitaba el vehículo,  se puede apreciar la unidad objeto de esta pequeña crónica.

  Agradecimientos a Alberto Lerchundi por su escrito y la cesión de las fotos de su coche.

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